EL NEGOCIANTE. En las áreas residuales que los crecimientos urbanos escalonados producen, se encuentra a veces la mayor riqueza contextual. Es el caso de rancho grande en Santander, un ámbito en el que la ciudad que avanza se encuentra con Peñacastillo, monte horadado por una cantera que marca una referencia en el acceso a la ciudad. Entre la fuerza de este reducto natural (recientemente valorado como parque urbano) y la presión del barrio residencial ibero tanagra (nido de familias jóvenes que representan la típica periferia española de colonización reciente), se encuentra un espacio sorprendentemente intacto y en contacto directo con una línea de ferrocarril, una carretera, un tejido industrial y una antigua colonia residencial de escala microrural.
El proyecto quiere ser el ente capaz de negociar con todos estos agentes. Para ello propone prolongar las cualidades doméstico-urbanas de la zona microrural , parasitar una fábrica que se descuelga del tejido industrial , ofrecer un nuevo telón de fondo verde a la ciudad que avanza y desparramarse a los pies de la montaña .
Para atender a este complejo contexto no sirve la figura habitual de tipo residencial. Por ello encabezamos la Apología del Antitipo, un movimiento que enuncia la caducidad de las categorías de bloque, unifamiliar adosado o aislado como definitorias del espacio habitable, y que se posiciona a favor del desarrollo de piezas mixtas, fértilmente incatalogables e intencionadamente ambiguas.
La actuación pretende, en definitiva, una organización mixta que se nutre al máximo de las cualidades del lugar y sus condiciones climáticas, además de propiciar un encuentro negociado entre caracteres opuestos pero contiguos.